El mundo abandonado - Secretos familiares

Sophie, una cantante de jazz, recibe una llamada telefónica urgente de su padre, que quiere mostrarle una fotografía que ha descubierto en la web de un periódico estadounidense. En ella aparece una mujer que guarda un parecido asombroso con su esposa y madre de Sophie, quien ha fallecido recientemente. Paul le pide a Sophie que localice a la mujer de la foto, que es una famosa cantante de ópera llamada Caterina Fabiani. Sophie acepta el cometido a regañadientes para complacer a su padre y emprende un viaje a Nueva York incapaz de imaginar las revelaciones que le aguardan.

No he visto nada de Margarethe Von Trotta, pero siendo una cineasta que ganó el León de Oro en Venecia por 'Las hermanas alemanas' (1981), y cosechó bastante éxito crítico en diferentes festivales importantes con 'Rosa Luxemburgo' (1986) y hace poco con 'Hanna Arendt' (2012), me gustaría pensar que cuando dirigió y escribió 'El mundo abandonado' (2015) no se encontraba en su mejor momento. La película plantea una premisa mil veces vista: una mujer que por una circunstancia concreta se ve envuelta en una trama que desvelará secretos del pasado de su familia que cambiarán su vida. A pesar de ser un tema tan manido, existen películas que lo han tratado de forma novedosa, o simplemente contaban con un guión sólido. Algo en lo que la película que nos ocupa falla estrepitosamente. La historia está plagada de lugares comunes, de situaciones y diálogos lamentables y de una generalizada falta de coherencia y credibilidad alarmantes. Lo peor de todo es que se toma muy en serio a sí misma, y deja a menudo e involuntariamente demasiados momentos en los que es inevitable aguantarse la risa. No deja de parecerme curioso que películas como estas circulen por prestigiosos festivales, como lo es el de Berlín, cuando el circuito en el que debería moverse es en el catálogo de domingo de películas de sobremesa de Antena 3. 

No hay absolutamente nada medianamente salvable aquí. Los personajes son planos y rematadamente estúpidos, además de arquetípicos. Especialmente llamativo el de la protagonista, una mujer que se deja manejar por cualquiera que se cruce por su camino (la película no es consciente de esto, de ahí el problema) y que no resulta en absoluto convincente; carente de fuerza y de carisma. Sus relaciones amorosas están terriblemente mal descritas y elaboradas. Por poner un ejemplo, es totalmente ridícula e inintencionadamente graciosa la historia de amor que mantiene con el primer papanatas que le tira la caña que se encuentra en Nueva York. 
Durante unos largos y pesadísimos 100 minutos tenemos que seguir a esta señora cuyos problemas no nos interesan lo más mínimo, yendo y viniendo de Alemania a Nueva York y viceversa, tratando con el imbécil de su padre y con una esterotipada cantante de ópera que está siempre de muy mala leche (personaje que no lo puede salvar ni la gran Barbara Sukowa). Todo acaba siendo un culebrón imposible de ser tomado en serio, en el que dan ganas de levantarse de la butaca y salir del cine. Por si fuera poco, el uso de la música roza en demasiados momentos el límite de la vergüenza ajena, remarcando emociones de manera tan burda que ni el peor de los telefilms. Se estrena el 1 de Enero, pero no me cabe duda de que ocupará uno de los puestos más altos entre lo peor del año 2016. Desde luego, no es la mejor forma de pasar el año nuevo.
2/10

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