Macbeth - Sangre, sonido y furia

Macbeth, duque de Escocia, recibe una profecía de un trío de brujas que dice que un día se convertirá en rey de Escocia. Consumido por la ambición y alentado a la acción por su propia esposa, Macbeth asesina al rey y ocupa su trono.

El 25 de diciembre se estrena en nuestras carteleras Macbeth, adaptación del clásico de William Shakespeare protagonizado por Michael Fassbender y Marion Cotillard. Se presentó en el Festival de Cannes como película de clausura de la sección oficial, donde tuvo, en general, una gran acogida por parte de la crítica, aunque tampoco faltaron algunos claros detractores a la propuesta de su director, Justin Kurzel. Y es que, sin lugar a dudas estamos ante una adaptación muy personal de la aclamada obra del dramaturgo inglés. Es una película sumamente oscura y turbia, y en la que todos los departamentos de la película están dirigidos y enfocados para lograr crear esa atmósfera desasosegante de la Escocia medieval. La impresionante y arriesgada fotografía, cubre de sangre y niebla los gélidos e impactantes paisajes escoceses haciendo un uso magistral de la luz. Los interiores iluminados con las tenues luces de las velas y los exteriores rodados con luz natural nos acercan de forma bastante convincente a lo que pudo ser esa etapa oscura, terrible y violenta que fue la Edad Media. Especialmente destacable la parte final en la que la pantalla se cubre de rojo y nos ofrece imágenes inusuales y bellísimas. 
Kurzel también se apoya en la cámara lenta para ciertas escenas, una decisión que a mi parecer, casa perfectamente con la estética de la película, y hace que la experiencia vivida en la sala sea incluso más hipnótica. La dirección artística y el vestuario son otros de los puntos fuertes más llamativos de la película, y están directamente ligados con la labor de la dirección de fotografía, que en conjunto nos sumergen de lleno en la historia y crean una ambientación primorosa de la época. 

Es sorprendente ver como el director propone este despliegue visual usando una narrativa de lo más teatral, consiguiendo una combinación perfecta (y muy curiosa) entre ambos medios. En el apartado interpretativo la película no puede acertar más. Michael Fassbender es un gran Macbeth, dota al personaje de pequeños matices que hacen que su representación sea poderosa y sombría. Lady Macbeth, personaje que aquí adquiere una profundidad y humanidad pocas veces plasmada, está maravillosamente interpretada por Marion Cotillard, una actriz capaz de hacer cualquier papel, en cualquier registro y siempre resultar creíble. Su personaje no tiene tanto tiempo en pantalla como Macbeth, pero nunca deja de estar presente aunque sea de forma indirecta. El resto del reparto también merece ser mencionado, ya que siempre se muestran a la altura de la impresionante pareja protagonista.
Macbeth, de Justin Kurzel es una película poco convencional, y a pesar de las impresiones que puedan causar sus carteles promocionales, se sale totalmente del esquema implantado por las grandes producciones hollywoodienses. Es una propuesta tremendamente personal, furiosa, inquietante y poética, que arriesga y gana. A Shakespeare le hubiera gustado.
7,5/10

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