El caso Fischer - La partida

En 1972, en plena Guerra Fría, el campeonato mundial de ajedrez cobró proporciones mediáticas y tintes políticos sin precedentes. El enfrentamiento en Reikiavik entre el mítico jugador norteamericano Bobby Fischer y el campeón soviético Boris Spassky fue más allá de la pura competición, calificándose como la "Partida del Siglo".

'El caso Fischer', dirigida por Edward Zwick ('El último samurái', 'Diamantes de sangre') es de un biopic de corte clásico que nos narra la historia del legendario jugador de ajedrez Bobby Fischer desde que era un niño. Con apenas diez años, ya apuntaba maneras compitiendo en campeonatos de ajedrez a nivel local, y también se percibían en su carácter algunos atisbos de genialidad que le hacían ser una persona totalmente misteriosa y ajena a este mundo. Zwick narra esta etapa con agilidad, manejando la tensión y sumergiéndonos con una habilidad notable en el complejo y desconocido mundo del ajedrez. Sin embargo, esto tan solo dura unos aproximadamente veinte minutos. Cuando intenta ahondar (sin éxito) en la psicología de Fischer, y se centra en su camino al estrellato, la película da un frenazo considerable, perdiendo gran parte de la frescura que se había mostrado anteriormente. 

Aparecen personajes a los que se le da una importancia excesiva para su poca relevancia en la trama y se dan situaciones totalmente prescindibles que subrayan el carácter excéntrico del genio norteamericano una y otra vez. Algo que falla en la puesta en escena de Zwick y sobre todo en el guion de Steven Knight es la poca profundidad que se le da a Fischer. Desde el principio de la película el espectador se da cuenta de que la historia que se nos va a contar es la de un hombre egocéntrico y prepotente, algo que no dudo en absoluto que fuera cierto. Pero faltan matices, acercamiento a él, y sobre todo, explicaciones de por qué si trataba tan mal a la gente, ellos le seguían apoyando. Algo bueno tendría, pero ese algo no está plasmado en la película y hacía falta. Por ello, la entregada interpretación de Tobey Maguire no destaca todo lo que debería.
El tramo final, aunque alargado, sí que recupera cierta tensión que se había ido perdiendo a lo largo del metraje. Aún así, no deja de ser un típico biopic que ensalza a los Estados Unidos, que en ocasiones engancha y consigue generar gran interés y en otras se dirige peligrosamente hacia terrenos tediosos. Igual media hora menos hubiera ayudado.
5/10

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