Fuego en el mar (Fuocoammare) - Continente sobre contenido

La isla de Lampedusa es el punto más meridional de Italia, que desde 1990 se ha convertido en un lugar masivo de desembarco de inmigrantes ilegales procedentes de tierras africanas. En poco más de 20 años, más de 20.000 personas se han ahogado durante la travesía para alcanzar lo que para muchos supone vía de entrada a Europa, y que les debería permitir escapar de la guerra y el hambre. Samuel vive en la isla, tiene 12 años, va a la escuela, le gusta tirar con la honda e ir de caza. Le gustan los juegos de tierra, pese a que todo a su alrededor habla del mar y de los hombres, mujeres y niños que intentan cruzarlo para llegar allí. 

'Fuocoammare', flamante ganadora del Oso de Oro en el festival de Berlín y presentada en la sección Perlas del Festival de San Sebastián, es el nuevo documental de Gianfranco Rosi, director de Sacro GRA (por la cual obtuvo el León de Oro en Venecia en 2013). El tema que se trata en esta película, el drama de los refugiados, es sin lugar a dudas, algo que de lo que merece la pena hablar. Es una de las grandes tragedias de nuestro tiempo y merece ser contada de la forma más realista y detallada posible. 
"Cine urgente, imaginativo y necesario", sentenció Meryl Streep, presidenta del jurado de la Berlinale este año, quien le otorgó el máximo galardón del certamen a la película que nos ocupa. Etiquetas que estamos hartos de leer en críticas y en artículos de cine para referirse a ese tipo de películas que hablan de temas, que en efecto, necesitan ser contados. Fuocoammare, supuestamente forma parte de este grupo. Y también del de cine social y comprometido. 
El problema, es que la película de Rosi no tiene absolutamente nada de necesaria, y mucho menos de comprometida. El italiano parece mucho más interesado en su propuesta estética, que en la importancia de los hechos que nos está narrando. Filmada de manera casi ficcionizada a pesar de su vocación documental, Fuocoammare se queda en un simple (y fallido) ejercicio de estilo, obviando su verdadera naturaleza. 

Rosi alterna el drama de los refugiados que llegan a Lampedusa con la historia de un niño que vive allí con su familia y que no llega a comprender exactamente la situación. Esto, de haberse contado con un tratamiento más serio (y comprometido), podría servir al director para denunciar la pasividad con la que se enfrenta Europa ante este enorme problema. Y no se entiende si en algún momento su intención es hacerlo, porque todo está desdibujado y mal hilvanado. Termina por dar mucha más importancia a la historia del niño que al tema que realmente nos concierne y del que va la película.
Fuocoammare, además de ser una película tan extremadamente calculada como finalmente imprecisa, es un ejercicio falso y pretencioso que frivoliza uno de los grandes dramas de nuestro tiempo. Y encima habrá que aplaudir. 
¡Viva el cine "comprometido" sin compromiso!

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