Train to Busan - Frenesí zombi


'Train to Busan', del coreano Yeon Sang-ho, se presentó en la sección oficial del Festival de Cannes fuera de concurso. Posteriormente, la cinta fue a Sitges, un certamen que se ajusta perfectamente a lo que es la película y donde resultó ganadora de los premios a la mejor dirección y a los mejores efectos especiales. Todo comienza cuando un brote viral misterioso pone a Corea en estado de emergencia. Sok-woo y su hija Soo-ahn suben al KTX,un tren rápido que une los kilómetros que separan Seúl de Busan, una ciudad que se defiende con éxito de la epidemia. Pero justo en el momento de su partida, la estación es invadida por zombis que matan al conductor del tren y a muchos otros. Mientras el KTX alcanza su máxima velocidad sin conductor hacia Busan, los pasajeros tendrán que luchar por sus vidas contra los zombis que han logrado subir a bordo.  
Desde el principio, 'Train to Busan' parece dejar muy claro que es una cinta que no pretende ser nada más allá de un mero entretenimiento. Temas y situaciones que han sido mil veces expuestas en multitud de ocasiones, inundan la pantalla de forma desenfadada y eficaz. Sus capacidades y cualidades cinematográficas son muy limitadas, pero a lo largo de la primera mitad tampoco intenta aspirar a más. Durante esta primera hora, la película es una dosis de entretenimiento de acción muy divertida. Un espectáculo tan gamberro como enérgico, que engancha y logra que por momentos nos olvidemos de sus carencias.


Sang-ho dirige de manera convencional, aunque también solvente, y se percibe una clara influencia del cómic manga (series como 'Apocalipsis en el instituto' podrían presentarse como referentes), algo que también pudimos notar en su anterior película 'The Fake', con la diferencia de que esta era de animación. Su incursión en el cine de acción real no resulta un trabajo tan refrescante como aquella, ya que 'Train to Busan' no sobrevive como divertimento de género durante dos horas. A partir de la segunda mitad, los problemas se hacen aún más evidentes, y lo peor de todo, menos conscientes. Si había algo que aplaudir de la película, era su habilidad para entretener y conseguir que el espectador se lo pasara en grande sin importar absolutamente nada más; sin embargo, todo se va a pique cuando los dramas familiares se apoderan de lo que hasta ahora había sido un auténtico frenesí. Todo se vuelve sensiblero, cursi, lacrimógeno e involuntariamente cómico. Uno pasa de reírse con la película a reírse de ella, y sin duda esa es una de las peores cosas que se pueden decir sobre cualquier tipo de producto audiovisual. 
Es peligroso que una película se tome así misma más en serio de lo que debería. Y esto es lo que sucede con 'Train to Busan'. En un principio parecía que no aspiraba a más que ser un entretenimiento, pero en realidad la película quiere ser una especie de estudio sobre la sociedad coreana y sobre la familia disfuncional. No solo falla estrepitosamente en esto, sino que reincide tanto que directamente destroza sus cualidades anteriormente mencionadas. El clímax merece una mención aparte: alargadísimo, forzadamente dramático y finalmente irrisorio. Una verdadera lástima que lo que podía haber sido una película de zombis de lo más simpática termine siendo algo tan indefendible como 'Train to Busan'. 

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